La Legionella es una bacteria de origen ambiental. Esto quiere decir que su nicho natural es la naturaleza, son las aguas superficiales como lagos, ríos, estanques, etc., formando parte de la flora bacteriana.

Es además, una bacteria con forma de bacilo que es muy capaz de sobrevivir en un amplísimo rango de condiciones físico-químicas. Es capaz de multiplicarse en una temperatura de entre 20ºC y 45ºC, teniendo como óptima entre 35ºC y 37ºC. Se destruye a 70ºC.

Pertenece a la familia Legionellaceae, género Legionella, de la que existen 48 especies descritas (pneumophilla, micdadei, anisa, etc.) con más de 70 serogrupos, siendo los que más frecuentemente producen neumonía atípica los serogrupos 1, 4 y 6 de Legionella pneumophilla y Legionella micdadei.

Esta bacteria, desde su nicho natural (ríos, lagos, estanques…) puede colonizar la red de abastecimiento de agua humana. Desde allí (en principio inofensiva) puede llegar a penetrar en forma de microgotas por las vías respiratorias llegando a los alveolos y penetrando en el torrente sanguíneo atacando órganos vitales.

Esta colonización por medio de la inhalación, es provocada por una serie de instalaciones, sistemas o medios, que debido al progreso se hacen necesarios para el hombre como pudieran ser torres de refrigeración, humectadores, duchas en agua caliente sanitaria, etc. Todas estas instalaciones tienen en común que acumulan agua estancada a temperaturas comprendidas entre 20º C y 45º y dispersan aerosoles al exterior.

La legionelosis es una enfermedad bacteriana de origen ambiental que suele presentar dos formas clínicas diferenciadas:

La fiebre de Pontiac. Se presenta con dolores articulares y musculares y afectación del estado general, acompañado de fiebre, tos, dolor torácico, diarrea y confusión. En general es una enfermedad autolimitada con una clínica leve que evoluciona a la curación. Su periodo de incubación es de 1 a 3 días, pero habitualmente oscila entre 24 y 48 horas.

Neumonía por Legionella (Enfermedad del legionario). Los síntomas más frecuentes son: fiebre elevada, tos, dolor muscular, escalofríos, cefalea, dolor torácico, esputos, diarrea, confusión o alteración del estado de conciencia. La presentación clínica puede variar desde una neumonía atípica a una forma clásica. Es frecuente la afectación de otros órganos como riñón, hígado, tracto gastrointestinal, sistema nervioso. Su periodo de incubación puede oscilar entre 2 y 15 días con una media de 5 a 6 días.